7 razones por las que tu hijo/a debería tener un/a amigo/a con TDAH

7 razones por las que tu hijo/a debería tener un/a amigo/a con TDAH

Para empezar, conviene destacar que el niño con TDA-H es precisamente eso, un niño. Por tanto, tiene las mismas necesidades que todos sus iguales, incluyendo la de sentirse querido, incluido y apoyado. Lo primero que puede aportar a tu hijo, más allá de que presente un trastorno o no, es una amistad sincera, sana y duradera.

A estas alturas, todos hemos oído hablar del famoso Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad (TDA-H), un trastorno del neurodesarrollo cuya detección, diagnóstico y tratamiento está muy presente tanto en la comunidad científica como en el día a día de muchos niños, familias y profesores, generando no en pocas ocasiones acalorados debates. Es posible que en algún momento hayamos oído hablar de casos en nuestro entorno próximo (compañeros de clase de nuestros hijos, por ejemplo) de niños cuya conducta podría calificarse de disruptiva o problemática, a los que les es imposible estarse quietos, que interrumpen continuamente el ritmo de la clase y que en ocasiones tienen comportamientos agresivos e impulsivos. Los maestros se ven usualmente desbordados a la hora de atender las demandas de estos niños en el aula, ya que se necesitan recursos específicos y diversos (materiales, humanos, etc.) para responder de forma adecuada a dichas demandas, lo cual no siempre se consigue. Esto puede provocar una visión negativa hacia el alumno por parte de los profesores, compañeros de clase y el resto de las familias, lo que conlleva el aislamiento del niño con TDA-H, el desarrollo de problemas emocionales y, en consecuencia, el agravamiento del problema.

Pero, ¿sabemos realmente lo que es el TDA-H?

Como decíamos, el TDA-H se define como un desorden del neurodesarrollo cuya sintomatología afecta de forma significativa al funcionamiento normal del niño en diferentes áreas de su vida. Es un trastorno que afecta al 5% de la población mundial y al 6% de los niños en España, siendo más frecuente en niños que en niñas. Este trastorno tiene 3 síntomas nucleares:

  • Déficit de Atención: los niños con este trastorno emplean de forma inadecuada sus estrategias de exploración, teniendo muchas dificultades para descartar información irrelevante, mantener la atención en tareas monótonas o acabar lo que empiezan, por eso muchas veces cometen más errores de lo habitual, no hacen lo que se les pide, responden más lentamente o interrumpen.
  • Hiperactividad: estos niños tienen dificultades para relajarse, para estarse quietos cuando es necesario, hablan en exceso, hacen ruidos constantemente, cambian de actividad sin finalizar y no son constantes.
  • Impulsividad: son impacientes, presentan dificultades para respetar su turno, pueden provocar conflictos y responder de forma inadecuada, no piensan antes de actuar.

Sin embargo, hemos de ser conscientes de que no todo lo que parece TDA-H lo es. Actualmente existe un sobrediagnóstico de este trastorno, provocado por la necesidad de poner etiquetas patológicas a comportamientos que, de forma aislada, pueden constituir conductas normales en la infancia. Los niños son personas en sus primeras fases del desarrollo y por tanto, son movidos, impulsivos, pueden tener una atención dispersa, etc. Para que toda esta constelación de conductas pueda ser considerada TDA-H, estos síntomas deben presentarse desde una edad temprana (antes de los 12 años) y mantenerse en el tiempo. Además, la manifestación de estas conductas debe ser desproporcionada con respecto al resto de niños de su edad y respecto a su grado de desarrollo. También debe afectar a varios ambientes del desarrollo del niño (escolar, social, familiar) y deteriorar de forma significativa el funcionamiento del niño, como decíamos anteriormente.

No todo es negativo en el TDA-H

Las características de los niños con este trastorno pueden afectar a su vida social, provocando el rechazo de adultos e iguales, así como un aislamiento que a corto, medio y largo plazo puede contribuir a una exacerbación de las conductas problemáticas. Las continuas reprimendas y el abordaje punitivo de estos niños pueden socabar su autoestima y mandar un mensaje a su entorno que le presente como un niño problemático, con el que es mejor “no juntarse”. Muchas veces, como padres, podemos tener inquietudes acerca de las amistades que nuestro hijo elige, y los prejuicios relacionados con el TDA-H pueden suscitarnos temores, pero esto es un error.

¿Qué puede aportar un niño con TDA-H a mi hijo?

Para empezar, conviene destacar que el niño con TDA-H es precisamente eso, un niño. Por tanto, tiene las mismas necesidades que todos sus iguales, incluyendo la de sentirse querido, incluido y apoyado. Lo primero que puede aportar a tu hijo, más allá de que presente un trastorno o no, es una amistad sincera, sana y duradera.

Pero, además, los niños con TDA-H, por sus particularidades, suelen presentar una serie de características que pueden aportarnos aspectos muy positivos y enseñanzas valiosas, además de hacer de ellos excelentes amigos y excelentes personas. Entonces, ¿Por qué tu hijo debería tener un amigo con TDA-H?

  1. Puede enseñarle a ser más tolerante: el conocimiento de que existen diferentes formas de vivir, funcionar y percibir el mundo puede ampliar la visión de tu hijo y hacer que su mente se abra. No todos los niños tienen las mismas capacidades y eso puede fomentar su comprensión, empatía y ayuda hacia los demás.
  2. Son amigables, simpáticos y con sentido del humor: estas características hacen de los niños con TDA-H excelentes compañeros de risas y juegos.
  3. Son sinceros: con frecuencia estos niños actúan de forma espontánea y sincera, dicen lo que realmente piensan y, como se suele decir, “van de frente”.
  4. Son empáticos: muchos niños con TDA-H suelen presentar una mayor facilidad para ponerse en el lugar de los demás y comprender los estados anímicos de otras personas. Además, suelen estar dispuestos a ayudar a los demás, detectan con facilidad las injusticias y luchan por solventarlas.
  5. Son un ejemplo de perseverancia y esfuerzo: tener TDA-H no es fácil, tanto en el plano académico como en el familiar y el social. Los niños con este trastorno se enfrentan día a día a sus particulares batallas, superándose día a día en pequeñas cosas como prestar atención, finalizar las tareas o dirigir sus comportamientos impulsivos, por lo que pueden servir de inspiración a sus compañeros ante las dificultades.
  6. Perdonan rápido: estos niños suelen tener dificultades para recordar los aspectos negativos, por lo que ante los conflictos suelen preferir restablecer la amistad y no suelen guardar rencor.
  7. Son creativos: la capacidad para ver la realidad de forma desordenada e ir en contra de los sistemas establecidos hacen de estos niños personas transgresoras, creativas e ingeniosas.

 

En definitiva…

Los niños que presentan TDA-H suelen partir de unascondiciones poco favorables para su desarrollo intelectual, social y emocional. Sin embargo, el trastorno puede conferir a la persona de una serie de virtudes y ventajas que pueden ser explotadas y aprovechadas de cara a fomentar un desarrollo más armónico. No se trata de idealizar el trastorno, sino de abrir el espectro de consideraciones respecto al mismo y ofrecer una visión positiva e integradora de lo que significa tener TDA-H y las valiosas aportaciones que puede ofrecer una persona con este desorden a su entorno más próximo.