La fobia específica es un problema psicológico incluido dentro de los trastornos de ansiedad, donde las personas que lo sufren presentan un miedo excesivo hacia situaciones u objetos concretos y tienden a evitarlos.
El objeto o situación que les da miedo produce una reacción de ansiedad de manera persistente, siendo esta reacción desproporcionada al riesgo real que plantea ese objeto o situación.
Hay distintos tipos de fobias específicas, entre las que podemos destacar las fobias a los animales (serpientes, cucarachas, perros, aves…), al entorno natural (alturas, tormentas…), a la sangre, inyecciones o heridas, a distintas situaciones (aviones, ascensores…) y otros tipos (asfixia o atragantamiento, payasos, ruidos…).
Los adolescentes con fobia específica pueden presentar algunos de estos síntomas que indican que podríamos estar ante esta problemática:
– Miedo o ansiedad intensa ante un objeto o una situación concreta (p.ej: petardos, serpientes, subir en ascensor, ir en avión…).
– Este miedo es desproporcionado al peligro real que entraña esta situación u objeto característico, es decir, no es tan peligroso para la reacción que presenta el sujeto. Puede que entrañe cierto peligro (por ejemplo, un perro puede llegar a morder), pero la reacción continúa siendo excesiva para el peligro real.
– En el momento en que se encuentra ante esta situación que le provoca temor, se produce una respuesta de ansiedad que puede incluir taquicardia, sudoración, falta de respiración, tensión, calor…
– La persona tiende a evitar aquellas situaciones donde pueda llegar a tener contacto con aquello que teme.
– Si tiene que enfrentarse a una situación donde esté en contacto con aquello que le da miedo (en el caso de que sea capaz de hacerlo), llevará a cabo determinados comportamientos o estrategias que le ayuden a superar esa situación porque le produzcan un cierto alivio.
– El miedo produce malestar y deterioro en alguna área de la vida de la persona (le afecta a su ámbito escolar, laboral, social).
El tratamiento de las fobias específicas según la orientación cognitivo-conductual comporta grandes tasas de eficacia terapéutica. Se trata de un trastorno de ansiedad que cuenta con herramientas y estrategias útiles validadas científicamente.
Cuando una persona acude al centro con este problema, se inicia una evaluación por parte de una psicóloga especialista en problemas de ansiedad y en la adolescencia que valorará el problema y ofrecerá una hipótesis del origen del problema y de por qué, a pesar del sufrimiento que genera, se sigue manteniendo actualmente.
Una vez comprendido esto, se intervendrá con el fin de ofrecer un tratamiento basado en la evidencia que ayude a la persona a dejar de evitar estas situaciones que teme y a superar el miedo.
– Hay una diferencia entre ansiedad y miedo. El miedo se entiende como la respuesta emocional a una amenaza inminente, sea real o imaginada, mientras que la ansiedad es una respuesta anticipatoria ante una amenaza futura. Por ejemplo, si me va a atacar un perro ahora mismo, la respuesta emocional que se desencadena es la de miedo, mientras que si tengo una fobia a los perros y tengo que a ir a casa de mi tía que tiene un perro, se desarrollará una respuesta ansiosa.
– Alrededor de un 6% de la población europea padece una fobia específica, incrementándose hasta un 16% si hablamos de jóvenes entre los 13 y los 17 años de edad.
– Las chicas se ven afectadas en mayor medida que los chicos; por cada 2 mujeres afectadas, hay sólo 1 varón, aunque encontramos diferencias según el objeto o la situación que provoca el miedo.
– En mujeres hay sobre todo fobia hacia animales, entorno natural (agua, tormentas, alturas) y situacionales (avión, ascensor…).