Si tienes algunos de estos comportamientos en una gran intensidad o consideras teniéndolos pasado un año desde la muerte de tu fallecido, consúltanos:
– Anhelas o añoras a tu ser querido de manera persistente y esto te impide o te duele tanto que no puedes seguir hacia delante.
– Continúas teniendo una pena y un malestar emocional intenso en respuesta a la muerte del ser querido.
– Tienes muchas preocupaciones en relación a la muerte de ese ser querido.
– Piensas mucho acerca de las circunstancias de la muerte.
– No aceptas que esa persona ya no esté aquí contigo.
– Tienes dificultades para recordar de manera positiva a esa persona.
– A veces piensas que tienes la culpa de que esa persona ya no esté aquí.
– Evitas situaciones o cosas que te recuerden que ya no está aquí (evitas a algunas personas que te recuerdan a él/ella, lugares, situaciones…).
– Sientes mucha rabia por su muerte.
– Continúas teniendo sentimientos de incredulidad frente a la muerte de tu ser querido.
– Has tenido deseos de morir para estar cerca de tu ser querido.
– Desde que tu ser querido ya no está aquí, te cuesta confiar en la gente o estar con otras personas, prefieres estar solo.
– Sientes que desde que falleció, la vida ya no tiene sentido o está vacía.
– Crees que ya no puedes seguir viviendo sin esta persona.
– Continúas teniendo sentimientos de que tú ya no eres el mismo, que una parte de ti se murió con esa persona.
– Ya no tienes tanto interés por las cosas que antes te gustaban y ya no quieres hacer planes de futuro.